Si triunfan los muertos vivientes, el mundo degeneraría en el caos
absoluto. Se evaporaría toda clase de orden social. Los que se encontraran en
el poder, además de sus familias y compañeros, se esconderían en bunkeres y
áreas de seguridad alrededor del país. Seguros en estos refugios, construidos
en un principio para la Guerra Fría, sobrevivirían. Tal vez mantengan la
fachada de la estructura de mando del gobierno. Tal vez esté disponible la
tecnología para comunicarse con otras agencias o incluso con otros líderes
mundiales protegidos. Sin embargo, a efectos prácticos, no serían más que un
gobierno en el exilio. Con el colapso total de la ley y el orden, pequeños
grupos de personas emergerían para afirmar su autoridad. Saqueadores, bandidos y gamberros se aprovecharían de los
supervivientes, cogiendo lo que quisieran y permitiéndose cualquier placer que
encontraran, Al final de toda civilización es común celebrar una última fiesta masiva. Por muy perverso que
suene, orgías de personas que creen que este día es su último
día brotan por todo el país.
Lo que quedara de la policía y
las fuerzas militares serviría como protección para el gobierno que estuviera
escondido, desertaría en un intento de salvar a sus familias o degenerarían
ellos mismos en bandidos. Un colapso total en la comunicación y el transporte
se extendería por el globo. Las ciudades aisladas se convertirían en campos de
batalla abiertos, con grupos dispersos de ciudadanos que pelearían por defender
zonas de barricadas tanto de los gules como de humanos renegados. Las máquinas abandonadas finalmente se
estropearían o, en algunos casos, explotarían. Son habituales la
fundición de los reactores y otros accidentes industriales
contaminando el medio con productos químicos tóxicos. En las afueras se
desarrollarían rápidamente los zombis. Al no quedar humanos en las ciudades,
los no muertos se desplegarían en abanico en busca de la presa. Las casas de las
afueras y los barrios residenciales serían completamente destruidos mientras
sus habitantes huyen, intentan permanecer y luchar o esperan desamparados a que
los rodeen las multitudes de hombres caídos. La masacre no sólo se limitaría a
los humanos: el aire se llenaría de los alaridos de los animales de granja que
estarían atrapados en los corrales o incluso de las mascotas que intentaran
defender a sus amos con valentía.
Conforme pasara el tiempo, los
incendios se apagarían, las explosiones cesarían, los gritos se desvanecerían.
Las zonas fortificadas empezarían a agotar sus provisiones, forzando a mis
ocupantes a enfrentarse a sus atacantes no muertos durante misiones de pillaje,
evacuaciones o batallas conducidas por una locura desesperada. Las bajas
continuarían aumentando al igual que muchos humanos que estuvieran bien
protegidos, bien equipados, pero que no tuvieran fuerza de voluntad, dejarían
sus vidas en manos de la desesperación total.
A los saqueadores que
hemos mencionado antes no les iría mucho mejor que al resto de los humanos.
Estos bárbaros modernos se encontrarían así a causa de su falta de respeto
hacia la ley, su repulsión hacia la organización y su elección de la destrucción
en lugar de la creación. Su existencia nihilista y parasitaria se alimentaría de las riquezas
de los otros en lugar de crear la suya propia. Esta mentalidad evita que se
asienten y construyan una nueva vida. Ellos siempre están huyendo, luchando
contra los no muertos sin importar dónde paren. Incluso si tienen éxito
defendiéndose de esta amenaza externa, su necesidad de anarquía finalmente les
encaminaría a atacarse entre ellos. Muchas de estas sociedades podrían
mantenerse unidas por la fuerte personalidad de un jefe. Una vez que él o ella
desapareciera, no habría nada que mantuviera al grupo unido. Una banda de
gamberros que huyera en desbandada, que deambulara sin rumbo por territorio
hostil, no podría sobrevivir siempre. Tras varios años, poco quedaría de estos
depredadores humanos despiadados.
Más difícil decir lo que
pasaría con los remanentes del gobierno. Ello dependerá en gran medida del país
del que hablemos, de los recursos que tuviera antes de la crisis y del tipo de
gobierno que fuera. Una sociedad que se rige por ideales como la democracia o
el fundamentalismo religioso tiene mayores posibilidades de sobrevivir. Estos
supervivientes no necesitarán depender del magnetismo personal (o la
intimidación) de una única persona, Algún que otro dictador del Tercer Mundo
podría mantener n sus acólitos juntos siempre y cuando él sobreviviera. Al
igual que con las bandas de bárbaros, su muerte, o simplemente una demostración
de debilidad podría significar el final del gobierno al completo.
Pero no importa lo que les
ocurriera a los humanos que sobrevivieran, siempre habrá muertos andantes. Con
ojos vidriosos y bocas abiertas, sus
pútridas figuras cubrirán la Tierra, cazando a toda cosa viviente a su alcance.
Sin lugar a dudas, algunas especies de animales se enfrentarán a su extinción.
Otras que fueran capaces de escapar a este destino podrían encontrar maneras de
adaptarse e incluso prosperar en un ecosistema completamente diferente.
Este mundo postapocalíptico
tendrá el aspecto de un paisaje devastado: ciudades quemadas, carreteras
silenciosas, casas desmoronadas, barcos abandonados oxidándose en la costa,
huesos roídos y descoloridos esparcidos sobre un mundo que ahora dirigirían
máquinas de carne muerta andante. Afortunadamente, no lo verás, porque antes
de que esto ocurra, ¡tú ya estarás lejos de allí!
EMPEZAR
DESDE CERO
En «Defendiendo» aprendiste cómo preparar un lugar para lo que podría ser
un largo asedio hasta el rescate. En «Huyendo» aprendiste cómo viajar por lo
que podrían ser largas distancias hasta alcanzar la seguridad. Ahora es el
momento de imaginar y prepararte para lo que sería el peor escenario posible.
Un este escenario, tú y tus amigos más cercanos y tu familia debéis ser capaces
de escapar de la civilización, encontrar un rincón remoto y deshabitado de
nuestro planeta (hay más de los que piensas), y reconstruir vuestra vida desde
cero. Imagina a un grupo de supervivientes de un naufragio en una isla, o a una
colonia de humanos en un nuevo planeta. Esta debe ser tu actitud si quieres
sobrevivir. Nadie viene a salvarte, no hay plan de rescate. No hay fuerzas
amigas a las que dirigirse, no hay líneas de batalla tras las que esconderse.
¡Tu antigua vida ha desaparecido para siempre! La nueva, en términos tanto de
calidad como de duración, dependerá por completo de ti. Por muy horrible que
esta posibilidad suene, recuerda que los humanos nos hemos adaptado y
reconstruido desde el comienzo de nuestra historia. Incluso hoy en día, cuando
la sociedad parece que nos ha ablandado más allá de la redención, el deseo por
sobrevivir es profundo en nuestros genes. De forma irónica, en el peor
escenario posible, el mayor desafío será enfrentarse al día a día de la vida y
no los muertos vivientes. De hecho, si tu estrategia para sobrevivir funciona
a la perfección, podrías no ver a un zombi jamás. Tu objetivo es crear un pequeño microcosmos del mundo
seguro, equipado con todo lo que necesitarás no sólo para sobrevivir, sino para
mantener una pizca de civilización.
¿Y cuándo es el mejor momento
para empezar? ¡Inmediatamente! Una guerra total podría no tener lugar nunca.
Podrían faltar años. ¿Pero y si es pronto? ¿Y si un brote de clase 1
ha empezado ya y no está controlado? ¿Qué pasa si ha
empezado un brote de clase 2 o incluso de clase 3 en un país totalitario donde
la prensa está muy censurada? Si es así, la guerra total podría estar a pocos
meses. Con toda probabilidad, este no es el caso. Pero ¿hay alguna razón para no estar
preparado? A diferencia de abastecerse para un asedio, prepararse para recrear
un pequeño rincón de civilización lleva mucho tiempo. Cuanto más tiempo tengas,
en mejor posición estarás. ¿Significa eso que debes abandonar tu vida entera y
no hacer nada sino prepararte para el fin del mundo? Por supuesto que no. Este
texto está preparado para coincidir con la media del estilo de vida
convencional del ciudadano. Sin embargo, la preparación mínima llevaría no
menos de 1500 horas. Incluso si se distribuye en el transcurso de varios años,
esta es una cantidad extraordinaria de tiempo. Si crees que puedes lograrlo preparándolo todo en el último momento, por
supuesto no muevas un dedo ahora. Pero deberías pensártelo dos veces antes de
comenzar a construir tu arca cuando haya empezado a llover ya.
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