lunes, 1 de agosto de 2016

VIVIR EN UN MUNDO NO MUERTO APOCALIPSIS ZOMBIE


EL MUNDO NO MUERTO


Si triunfan los muertos vivientes, el mundo degeneraría en el caos absoluto. Se evaporaría toda clase de orden social. Los que se encontraran en el poder, además de sus familias y compañe­ros, se esconderían en bunkeres y áreas de seguridad alrededor del país. Seguros en estos refugios, construidos en un principio para la Guerra Fría, sobrevivirían. Tal vez mantengan la fachada de la estructura de mando del gobierno. Tal vez esté disponi­ble la tecnología para comunicarse con otras agencias o incluso con otros líderes mundiales protegidos. Sin embargo, a efectos prácticos, no serían más que un gobierno en el exilio. Con el colapso total de la ley y el orden, pequeños grupos de personas emergerían para afirmar su autoridad. Saqueadores, bandidos y gamberros se aprovecharían de los supervivientes, cogiendo lo que quisieran y permitiéndose cualquier placer que encontraran, Al final de toda civilización es común celebrar una última fiesta masiva. Por muy perverso que suene, orgías de personas que creen que este día es su último día brotan por todo el país.

Lo que quedara de la policía y las fuerzas militares servi­ría como protección para el gobierno que estuviera escondido, desertaría en un intento de salvar a sus familias o degenerarían ellos mismos en bandidos. Un colapso total en la comunicación y el transporte se extendería por el globo. Las ciudades aisladas se convertirían en campos de batalla abiertos, con grupos dispersos de ciudadanos que pelearían por defender zonas de barrica­das tanto de los gules como de humanos renegados. Las máquinas abandonadas finalmente se estropearían o, en algunos casos, explotarían. Son habituales la fundición de los reactores y otros accidentes industriales contaminando el medio con productos químicos tóxicos. En las afueras se desarrollarían rápidamente los zombis. Al no quedar humanos en las ciudades, los no muertos se desplegarían en abanico en busca de la presa. Las casas de las afueras y los barrios residenciales serían completamente destruidos mientras sus habitantes huyen, intentan permanecer y luchar o esperan desamparados a que los rodeen las multitudes de hombres caídos. La masacre no sólo se limitaría a los humanos: el aire se llenaría de los alaridos de los animales de granja que estarían atrapados en los corrales o incluso de las mascotas que intentaran defender a sus amos con valentía.
Conforme pasara el tiempo, los incendios se apagarían, las explosiones cesarían, los gritos se desvanecerían. Las zonas fortificadas empezarían a agotar sus provisiones, forzando a mis ocupantes a enfrentarse a sus atacantes no muertos durante misiones de pillaje, evacuaciones o batallas conducidas por una locura desesperada. Las bajas continuarían aumentando al igual que muchos humanos que estuvieran bien protegidos, bien equi­pados, pero que no tuvieran fuerza de voluntad, dejarían sus vidas en manos de la desesperación total.
A los saqueadores que hemos mencionado antes no les iría mucho mejor que al resto de los humanos. Estos bárbaros moder­nos se encontrarían así a causa de su falta de respeto hacia la ley, su repulsión hacia la organización y su elección de la destruc­ción en lugar de la creación. Su existencia nihilista y parasitaria se alimentaría de las riquezas de los otros en lugar de crear la suya propia. Esta mentalidad evita que se asienten y construyan una nueva vida. Ellos siempre están huyendo, luchando contra los no muertos sin importar dónde paren. Incluso si tienen éxito defendiéndose de esta amenaza externa, su necesidad de anarquía finalmente les encaminaría a atacarse entre ellos. Muchas de estas sociedades podrían mantenerse unidas por la fuerte perso­nalidad de un jefe. Una vez que él o ella desapareciera, no habría nada que mantuviera al grupo unido. Una banda de gamberros que huyera en desbandada, que deambulara sin rumbo por territorio hostil, no podría sobrevivir siempre. Tras varios años, poco quedaría de estos depredadores humanos despiadados.
Más difícil decir lo que pasaría con los remanentes del gobierno. Ello dependerá en gran medida del país del que hablemos, de los recursos que tuviera antes de la crisis y del tipo de gobierno que fuera. Una sociedad que se rige por ideales como la democracia o el fundamentalismo religioso tiene mayores posibilidades de sobrevivir. Estos supervivientes no necesitarán depender del magnetismo personal (o la intimidación) de una única persona, Algún que otro dictador del Tercer Mundo podría mantener n sus acólitos juntos siempre y cuando él sobreviviera. Al igual que con las bandas de bárbaros, su muerte, o simplemente una demostración de debilidad podría significar el final del gobierno al completo.
Pero no importa lo que les ocurriera a los humanos que sobrevivieran, siempre habrá muertos andantes. Con ojos vidriosos y bocas abiertas, sus pútridas figuras cubrirán la Tierra, cazando a toda cosa viviente a su alcance. Sin lugar a dudas, algunas espe­cies de animales se enfrentarán a su extinción. Otras que fueran capaces de escapar a este destino podrían encontrar maneras de adaptarse e incluso prosperar en un ecosistema completamente diferente.
Este mundo postapocalíptico tendrá el aspecto de un paisaje devastado: ciudades quemadas, carreteras silenciosas, casas desmoronadas, barcos abandonados oxidándose en la costa, huesos roídos y descoloridos esparcidos sobre un mundo que ahora dirigirían máquinas de carne muerta andante. Afortunada­mente, no lo verás, porque antes de que esto ocurra, ¡tú ya estarás lejos de allí!


EMPEZAR DESDE CERO

En «Defendiendo» aprendiste cómo preparar un lugar para lo que podría ser un largo asedio hasta el rescate. En «Huyendo» aprendiste cómo viajar por lo que podrían ser largas distancias hasta alcanzar la seguridad. Ahora es el momento de imaginar y prepararte para lo que sería el peor escenario posible. Un este escenario, tú y tus amigos más cercanos y tu familia debéis ser capaces de escapar de la civilización, encontrar un rincón remoto y deshabitado de nuestro planeta (hay más de los que piensas), y reconstruir vuestra vida desde cero. Imagina a un grupo de supervivientes de un naufragio en una isla, o a una colonia de humanos en un nuevo planeta. Esta debe ser tu acti­tud si quieres sobrevivir. Nadie viene a salvarte, no hay plan de rescate. No hay fuerzas amigas a las que dirigirse, no hay líneas de batalla tras las que esconderse. ¡Tu antigua vida ha desaparecido para siempre! La nueva, en términos tanto de cali­dad como de duración, dependerá por completo de ti. Por muy horrible que esta posibilidad suene, recuerda que los humanos nos hemos adaptado y reconstruido desde el comienzo de nues­tra historia. Incluso hoy en día, cuando la sociedad parece que nos ha ablandado más allá de la redención, el deseo por sobrevi­vir es profundo en nuestros genes. De forma irónica, en el peor escenario posible, el mayor desafío será enfrentarse al día a día de la vida y no los muertos vivientes. De hecho, si tu estrate­gia para sobrevivir funciona a la perfección, podrías no ver a un zombi jamás. Tu objetivo es crear un pequeño microcosmos del mundo seguro, equipado con todo lo que necesitarás no sólo para sobrevivir, sino para mantener una pizca de civilización.
¿Y cuándo es el mejor momento para empezar? ¡Inmediata­mente! Una guerra total podría no tener lugar nunca. Podrían faltar años. ¿Pero y si es pronto? ¿Y si un brote de clase 1 ha empezado ya y no está controlado? ¿Qué pasa si ha empezado un brote de clase 2 o incluso de clase 3 en un país totalitario donde la prensa está muy censurada? Si es así, la guerra total podría estar a pocos meses. Con toda probabilidad, este no es el caso. Pero ¿hay alguna razón para no estar preparado? A diferencia de abastecerse para un asedio, prepararse para recrear un pequeño rincón de civilización lleva mucho tiempo. Cuanto más tiempo tengas, en mejor posición estarás. ¿Significa eso que debes aban­donar tu vida entera y no hacer nada sino prepararte para el fin del mundo? Por supuesto que no. Este texto está preparado para coincidir con la media del estilo de vida convencional del ciuda­dano. Sin embargo, la preparación mínima llevaría no menos de 1500 horas. Incluso si se distribuye en el transcurso de varios años, esta es una cantidad extraordinaria de tiempo. Si crees que puedes lograrlo preparándolo todo en el último momento, por supuesto no muevas un dedo ahora. Pero deberías pensártelo dos veces antes de comenzar a construir tu arca cuando haya empezado a llover ya.

ESTRATEGIAS PARA EL APOCALIPSIS ZOMBIE

ESTRATEGIAS 



1. Atraer y destruir
Usa uno o más vehículos, camionetas grandes o todoterrenos para entrar en un área infestada. Una vez dentro, haz todo el ruido que puedas para atraer a los no muertos hacia ti. Sal de la zona lenta­mente, a la misma velocidad que tus perseguidores. Al igual que el flautista de Hamelín, pronto conseguirás una cola de zombis, un desfile horroroso de hombros caídos que irá tras de ti. Llegados a este punto, los tiradores que se encuentran en la parte de atrás de los vehículos pueden proceder a derribarlos. Los gules no se darán cuenta de lo que está pasando, puesto que sus cerebros primiti­vos no captarán que sus camaradas están cayendo a su alrededor. Continúa sacándolos de la zona, disminuyendo sus filas hasta que no quede ninguno. Usa esta táctica en zonas urbanas (cuando las carreteras estén despejadas) o donde el entorno natural permite largos viajes en vehículos.

2. La barricada
Esta táctica funciona de forma similar a «Atraer y destruir», sólo que en lugar de engatusar a los no muertos durante kilómetros, tu cebo los atraerá hacia un puesto fijo. El puesto puede construirse levantando alambre de púas, con coches destrozados o con tus propios vehículos. Desde el puesto fijo, tu equipo mantendrá su posición matando a los zombis antes de que puedan invadir la barricada. En este caso, los artilugios incendiarios son idea­les. Lo más probable es que los zombis que se aproximan estén apilados para cuando alcancen tu posición. Los cócteles Molotov o (y sólo en este caso) un lanzallamas los destruirán comple­tamente. Los alambres de púas u otros obstáculos parecidos deberían ser usados para ralentizar un avance y más aún concen­trar objetivos. Si incinerarlos no es posible, la puntería puede resolver la misma tarea. Asegúrate de que mides la distancia y de que gastas los cartuchos con prudencia. Vigila siempre los flancos. Si es posible, asegúrate de que la zona de aproximación es estrecha y está contenida. Ten siempre tu vía de escape prepa­rada, pero manten controlado al equipo para evitar una retirada prematura. Usa la táctica de la barrera en zonas urbanas o en aquellas con una gran visibilidad. Excluye específicamente las junglas, los pantanos o los bosques espesos.

3. La torre
Encuentra una zona en alto por encima del suelo (un árbol, un edificio, un depósito de agua, etc.). Llena el puesto de suficiente munición y provisiones básicas para una batalla prolon­gada (más de un día completo). Una vez que has realizado estas tareas, haz todo lo que puedas para atraer a los muertos. Cuando se reúnan alrededor de tu puesto, comienza la carnicería. Ten cuidado si quieres usar artilugios incendiarios, ya que el fuego podría propagarse hasta la torre o el humo podría convertirse en un riesgo para la salud.
4. La torre móvil
Conduce un camión de la basura, un tráiler u otro vehículo alto hasta el corazón de un área infestada. Establece una zona de disparo con buena visibilidad, aparca y comienza el ataque. Las ventajas de esta táctica incluyen no estar nunca esposado a una torre existente, ya que puedes atraer a los muertos con el motor de tu vehículo y (suponiendo que la cabina siempre esté despe­jada) garantiza una vía de escape.

5. La jaula
Si no crees en la crueldad hacia los animales, no intentes esto en un rastreo. Básicamente consiste en colocar a un animal cu una jaula, situar a tu equipo dentro del alcance de disparo de esa jaula y a continuación matar de un tiro a los zombis que se acer­quen a devorar dicho animal. Por supuesto, hay que considerar varios factores para que esta táctica funcione. El cebo vivo debe hacer el ruido suficiente para atraer a los gules que se encuentren cerca. La jaula debe ser lo suficientemente fuerte para resistir un ataque y estar suficientemente bien anclada para resistir que la empujen. Tu equipo necesita estar escondido para no atraer a los zombis a su posición. Deben tener también cuidado de no disparar y matar al animal enjaulado. Los cebos silenciosos y muertos frustrarían en seguida la estrategia de la jaula. Los entornos menos apropiados para acercarse a una jaula son los que ofrecen una cobertura pequeña o inexistente a tu equipo. Evita su uso en las llanuras, en la tundra o en los desiertos.

6. El tanque
Obviamente, un grupo de civiles no tendrá acceso a un tanque de verdad o a un carro blindado. Lo que sí puede ser viable es un vehículo blindado, de la clase que usan para transpor­tar artículos de lujo. En este caso, los artículos son tu equipo. Usar un tanque es muy parecido a la táctica de la jaula porque el objetivo es atraer a los zombis hasta un lugar en concreto y luego deshacerte de ellos a tiro de rifle. Pero a diferencia de la ¡aula, los miembros de tu equipo que están dentro del tanque no son sólo cebos vivos. Las ranuras de disparo les permiten añadir otro nivel de potencia de fuego al de los francotiradores exter­nos. Sin embargo, ten cuidado con la posibilidad de que los no muertos vuelquen el vehículo blindado.

7. La estampida
De todos los métodos de caza que se han usado contra los muer­tos, este quizá sea el más teatral. Básicamente, el proceso implica dividir a tu grupo en equipos, subir a un número de vehículos de motor, conducir por la zona infestada y arrollar a todos los zombis que os encontréis. A pesar de la imagen de estampida moderna, de la que esta técnica toma el nombre, es una técnica que han aban­donado todos los grupos de caza más entendidos. Golpear a un gul con un vehículo raramente acaba en una muerte. Más bien el cadáver con vida se queda mutilado y se pone a reptar con la columna vertebral destrozada y las piernas inútiles. Planea siem­pre continuar tu caza a toda velocidad con horas de limpieza por un equipo de cazadores desmontados de sus vehículos. Si decides aplicar esta técnica de la estampida, utilízala en llanuras, desiertos, tundras y otro tipo de áreas amplias. Las zonas urbanas presen­tan demasiados obstáculos, como coches destrozados o barrica­das abandonadas. Con demasiada frecuencia, los cazadores que atacan en estampida han encontrado sus caminos bloqueados y su situación radicalmente invertida. Evita los pantanos y las zonas húmedas por completo.

8. Rastreo motorizado
Casi el polo opuesto de una estampida, el rastreo motorizado es una estrategia lenta, calmada, metódica. Tus cazadores, viajando en vehículos grandes, potentes y bien protegidos a velocidades que no alcanzan los 15 kilómetros por hora, patrullan un área infestada. Los tiradores matan a los no muertos, un disparo cada vez, hasta que no queda ninguno en pie. Es mejor trabajar con camiones porque ofrecen a los francotiradores un punto de mira más fácil y seguro desde el techo. Aunque esta táctica reduce el tiempo de limpieza de una estampida, cada cuerpo todavía tiene que ser inspeccionado y eliminado. Las áreas abiertas son idea­les para el rastreo con vehículos, aunque la baja velocidad impli­cada limita el uso de esta táctica en zonas urbanas. Al igual que con todos los vehículos de motor, evita las zonas densas o tropi­cales. Del mismo modo que en la estampida, todavía necesitarás planear un periodo extenso de limpieza. Disparar al azar desde el techo de tu chevrolet Suburban no alcanzará al último zombi en el fondo de un estanque, encerrado en un armario, deambulando por las alcantarillas o emboscado en un sótano.

9. Rastreo aéreo
¿Qué puede ser más seguro que atacar a tu enemigo desde el aire? Con varios helicópteros, ¿tu equipo no podría cubrir más terreno en menos tiempo sin correr riesgo alguno? En teoría, sí; en la práctica, no. Cualquier estudioso de las guerras convencionales sabrá lo necesarias que son las patrullas terrestres, sin importar lo superior que sea su fuerza aérea. Esto se aplica multiplicado por diez para cazar a los no muertos. Olvídate de usar ataques aéreos en ciudades, bosques, junglas, pantanos o cualquier otro terreno cubierto. Lo más probable es que el porcentaje de muertes caerá por debajo del 10 %. Olvida también la idea de un rastreo limpio y sin sufrimiento, incluso en zonas con alta visibilidad. Tu equipo todavía tendrá que limpiar sin importar lo seguro que parezca. El apoyo aéreo tiene su utilidad, especialmente para la localización por adelantado y el transporte. Los aviones y los helicópteros explorando las áreas abiertas pueden proporcionar los datos de localización de zombis a múltiples equipos de caza simultáneamente. Los dirigibles tienen la ventaja de perma­necer sobre la zona infestada todo el día, ofreciendo un flujo continuo de información y de aviso contra posibles embosca­das. Los helicópteros pueden ofrecer asistencia inmediata a los que tienen problemas, desplazando a un equipo para ayudar a otro. Sin embargo, ten mucho cuidado con usar tu ojo en el cielo muy lejos por delante del grupo. Los fallos mecánicos podrían causar un aterrizaje forzoso en áreas altamente infestadas. No sólo estaría en peligro la tripulación del helicóptero, también lo estaría cualquier equipo que intentase rescatarlos.
¿Qué hay de los cazadores en paracaídas en zonas infesta­das? Esta teoría se ha sugerido muchas veces aunque nunca se ha analizado en la práctica. Es osado, es valiente, es heroico, y carece por completo de interés. Olvida que puedes herirte por el impacto, enredarte en las ramas de los árboles, volar sin rumbo, perderte al aterrizar; olvida todas las posibilidades asociadas con los saltos de paracaídas en condiciones normales de paz. Si quieres saber el peligro real de un ataque aéreo contra zombis, mienta dejar caer un centímetro cuadrado de carne sobre un hormiguero abarrotado. Lo más probable es que la carne nunca llegue a tocar el suelo. Resumiendo, el apoyo aéreo es sólo eso: «apoyo». Las personas que se creen ganadores de guerra no tienen nada que hacer planeando, organizando o participando en cualquier conflicto con los muertos vivientes.
10. La tormenta de fuego

Si se pueden controlar las llamas, si el área en cuestión es infla­mable y la protección de la propiedad no es un problema, nada funciona mejor como un incendio provocado. Los límites de la zona deben delimitarse perfectamente. Comienza un fuego simultáneo en todo el perímetro para que las llamas se despla­cen con ritmo constante hacia el interior. No permitas que haya una vía de escape, por muy estrecha que sea. Mantén vigilados a aquellos zombis que hayan podido cruzar las llamas. En teoría, la tormenta conducirá a los muertos dentro de un perímetro estre­cho, incinerándolos en minutos. Sin embargo, todavía requerirá limpiar la zona, sobre todo en áreas urbanas donde los sótanos y otras habitaciones podrían haber protegido a los zombis de las llamas. Como siempre, sé cauteloso y estate siempre preparado para enfrentarte al fuego como un enemigo secundario.

11. Batallas submarinas
Nunca olvides la posibilidad de gules deambulando en las aguas cercanas antes de que declares una zona segura. Muchas veces
los humanos han repoblado las zonas limpias sólo para ser atacados días, semanas, incluso meses después por zombis que acababan de conseguir encontrar el camino de vuelta hacia tierra seca. Ya que los no muertos pueden vivir, llevar a cabo funciones, incluso matar en un entorno líquido, cazarlos puede requerir una guerra submarina ocasional. Esto puede resultar extre­madamente peligroso ya que el agua no es el entorno natural de los huma­nos. Problemas obvios como respirar, la falta de comunicación, movilidad y visibilidad hacen que una zona subma­rina sea la más difícil para cazar a los no muertos. A diferencia de escapar por el agua, donde tienes la ventaja sobre ellos, buscar y rastrear en este entorno extraño pondrá firmemente la balanza a favor de los zombis. Esto no quiere decir que una cacería subma­rina sea imposible. Ni mucho menos. Irónicamente, su dificultad se sabe que mantiene a los cazadores más alerta y concentrados que en entornos más familiares. Las reglas generales siguientes se aplican a cualquier caza submarina con éxito.

A. Conoce la zona
¿Qué profundidad tiene la masa de agua en cuestión? ¿Qué extensión? ¿Está rodeada de tierra (estanque, lago, embalse)? Si no, ¿dónde se encuentran las salidas a masas de agua mayores? ¿Qué visibilidad submarina hay? ¿Hay algún obstáculo sumer­gido? Responde todas estas preguntas antes de proceder con la cacería.

B. Explora desde la superficie
Ponerse el equipo de buceo y zambullirse a ciegas en agua infes­tada de zombis es una manera maravillosa de mezclar los dos terrores infantiles de ser devorado vivo y ahogarse. Nunca te sumerjas antes de registrar a fondo el área desde la orilla, el muelle o el barco. Si las condiciones de suciedad o la extrema profundidad te impiden comprobarlo a simple vista, siem­pre puedes emplear medios artificiales. Los dispositivos sonar, los ecolocalizadores comunes que se encuentran en los barcos pesqueros, pueden detectar fácilmente algo tan grande como un cuerpo humano. Explorar la superficie no confirma siempre si
una zona está infestada o limpia. Los obstáculos bajo el agua como árboles, formaciones de rocas o escombros hundidos pueden ensombrecer la figura de un zombi. Sin embargo, con que encontremos uno, debe contemplarse la siguiente regla.
C. Considera el drenaje
¿Por qué razón situar a tu equipo en un entorno hostil si se puede eliminar dicho entorno? Hazte esta pregunta: ¿Es posible simplemente vaciar la masa de agua? De ser así, aunque lleve más tiempo y esfuerzo que una caza submarina, hazlo sea como sea. Sin embargo, la mayoría de las veces esta no es una opción viable. Para eliminar la amenaza, tu equipo tendrá que seguirla hasta abajo.
D. Encuentra a un experto
¿Alguien en tu equipo tiene el título de submarinista? ¿Alguno de ellos ha llevado alguna vez el equipo de submarinismo? ¿Y los que simplemente han utilizado esnórqueles durante las vacaciones? Enviar a hombres y mujeres sin experiencia bajo agua podría matarlos a todos antes incluso de que contactarán con zombis. Ahogo, asfixia, narcosis de nitrógeno e hipoter­mia son sólo unos pocos de los numerosos modos en que los animales que respiran aire como nosotros pueden encontrar su destino bajo las olas. Si el tiempo lo permite, por ejemplo, si los zombis están arrinconados en una masa de agua rodeada de tierra, encuentra a alguien tanto para entrenar como para lide-rar tu equipo o incluso para emprender la misión él solo. Pero si crees que los zombis han caído dentro del río y pueden termi­nar cerca de otra ciudad muy pronto, esperar a los expertos no es una opción. Prepárate para zambullirte, pero prepárate para las consecuencias.
E. Prepara tu equipo
Al igual que con la guerra en tierra, el equipo y las armas correctas serán cruciales para tu supervivencia. La ayuda para respi­rar más común es la escafandra autónoma. Si no puedes dispo­ner de una, se pueden improvisar compresores y mangueras de goma que pueden proporcionar un sustituto si no perfecto, útil. Se necesitan reflectores portátiles. Incluso en aguas cristalinas, los zombis pueden estar acechando en rincones ocultos y oscuros. El lanza arpones debería ser considerado siempre como un arma principal. Su capacidad para penetrar en los cráneos desde una distancia segura no es compartida por ninguna otra arma acuá­tica. Otro artilugio potente es la pistola con arpón para subma­rinistas; básicamente se trata de una escopeta del calibre doce al final de un palo de metal. Sin embargo, ambas armas son raras en cualquier sitio, excepto en zonas costeras. En su ausencia, inténtalo con redes, anzuelos o arpones caseros.

F. Ataque integrado
No hay nada más aterrador que salir a la superficie tras rastrear bajo al agua para encontrarte con un montón de zombis esperándote en la barca. Trabaja siempre en concierto con unidades en la superficie. Si tu equipo consiste en diez personas, lleva cinco bajo el agua y deja al resto en el tejado. Esto permitirá un rescate rápido si la corriente de la batalla da la vuelta. Un grupo en la superficie puede ayudar también a explorar, matar y pedir refuerzos a tierra firme. Como regla general en toda estrategia de combate, cuanto más peligroso es el entorno, más apoyo se necesita.

G. Observa la vida salvaje
Ya hemos establecido que los pájaros y los animales pueden señalar la proximidad de zombis. Lo mismo es cierto con los peces. Se ha demostrado que la fauna marina puede detec­tar incluso rastros diminutos de carne infectada con Solanum cuando se desprende flotando del cuerpo de un zombi. Una vez lo han hecho huyen de la zona constante e inmediatamente. Los cazadores submarinos siempre han informado sobre zonas completamente desprovistas de peces justo antes de encontrarse con un zombi submarino.
H. Formas de matar
No descartes ninguna de estas tácticas como fantásticas o poco fiables. Por muy ridículas que puedan sonar algunas, todas han sido repetidamente probadas en el combate contra los zombis bajo agua. Y todas obtuvieron un éxito notable.

1. Disparar desde un escondite: Sustituye un lanza arpones por un rifle y el agua por el aire, y se trata básicamente de la misma táctica. Como el lanza arpones requiere menos distan­cia que un rifle, el submarinista se encontrará en grave peli­gro. Si fallas el primer tiro, ¡nunca recargues en ese mismo sitio! Nada hasta una distancia segura, carga otro arpón y luego enfrenta de nuevo tu objetivo.

2. Pesca submarina: Esta se utiliza si resulta muy complicado un tiro en la cabeza. Ata una cuerda metálica al final del arpón y apunta hacia la cavidad torácica. Una vez que hayas atravesado al zombi, tu equipo de superficie puede arrastrarlo hacia arriba para deshacerse de él. Ten en cuenta que estos zombis aún tienen la capacidad para atacar. Si es posi­ble, intenta dispararle en la cabeza con un rifle en cuanto surja a la superficie. Esto requerirá una gran coordinación entre un submarinista y el equipo de la superficie. Un anti­guo desastre acabó con un equipo imprudente arrastrando lo que ellos creían que era un zombi destruido. El submarinista incompetente que estaba bajo agua no pudo oír sus gritos.

3. Lanzar y recoger: Ata un arpón a un trozo de cuerda. Úsalo para atravesar al zombi objetivo y entonces que tu equipo de la superficie lo suba. Las barcas o los ganchos de carnicero, si los fijas en la parte final del arpón, disminuyen las posibi-
lidades de perder tu objetivo durante el ascenso. Si el agua es suficientemente clara y poco profunda, el proceso de arpo­neo se podría llevar a cabo por completo a bordo de la barca. De nuevo, al igual que en la pesca submarina, el gul rebo­binado debe ser eliminado antes de que se acerque lo sufi­ciente para golpear.

4. Enredar: equipos de la superficie serán tu principal fuente de ataque, con los submarinistas actuando sólo como exploradores. Las redes de pesca o de carga deberían dejarse caer sobre el zombi objetivo y entonces ser usadas para llevarlo a la superficie. Una de las ventajas más importantes de utilizar la red es que los zombis que arrastras abordo deberían estar demasiado enredados para arremeter contra ti. Por supuesto, la palabra «deberían» es una palabra muy peligrosa. Más de un cazador resultó gravemente herido por los zombis que «deberían» haber muerto fácilmente.

I. Reglas específicas
Piensa en las masas de agua como si fueran diferentes tipos de terreno. Cada uno tendrá su propio conjunto de condiciones y puede ser tan diferente de otro como un desierto lo es de un pantano. Lo único que estas masas de agua tienen en común es el H20 que las cubre. Ya tienes un enemigo mortal al que enfren­tarte. No hagas otro.

1. Ríos: Las corrientes constantes pueden ser tanto una bendi­ción como una maldición. Dependiendo de la fuerza de sus corrientes, un río puede desplazar a algunos o a todos los zombis muy lejos de la zona infestada inicial. Gules que cayeron en el Misisipi cerca de Winona (Minnesota) podrían ser fácilmente arrastrados en una semana al centro de Nueva
Orleans. Esto crea un sentido de urgencia que no se da en los estanques rodeados de tierra. A ser posible, instala rede en los puntos más estrechos. Contrólalos con cuidado y ten extrema cautela cuando envíes a submarinistas a investigar. Una corriente fuerte podría arrastrarlos hasta los brazos anhelantes y las fauces abiertas de sus objetivos.
2. Lagos y estanques: Como están rodeados de tierra (por lo general), hay pocas probabilidades para los zombis de esca­par de un lago o un estanque. Cualquier no muerto que deam­bule de vuelta a la orilla podría ser avistado y abatido. Los que permanezcan sumergidos al final serán pescados y destrui­dos. La ausencia de cualquier corriente los hace una localización ideal para submarinistas. Los lagos y los estanques que se congelan presentan un problema multigeneracional. Si se congelan completamente, los que estén sumergidos quedarán sepultados durante el invierno, haciendo casi imposible encon­trarlos. Si se congela únicamente la superficie, los zombis toda­vía pueden merodear por las profundidades oscuras del agua.
3. Pantanos: Estos son, con mucho, los lugares más frustrantes para una caza submarina. Las aguas turbias hacen que sea casi imposible el submarinismo. El fondo plagado de raíces confunde los resonadores. En la mayoría de los casos, los fondos poco profundos hacen fácil para un zombi simplemente alcanzar y agarrar a un cazador o volcar su barca.
Cazar en grupos grandes usando continuamente reflectores y varas de dragado es el único método de probada efica­cia para rastrear este entorno. Tras una de estas campañas arduas, sabrás el motivo por el que tantos cuentos de terror tienen su origen en un pantano.
4. Océanos: A no ser que la zona en cuestión sea un puerto u otra zona semicerrada, olvídate de cualquier cacería con éxito en mar abierto. Simplemente hay demasiado espacio para un rastreo real, con profundidades más allá del alcance de cualquiera excepto de los sumergibles más caros y esca­sos. Tan problemático como esto es para una caza agresiva, la amenaza que presentan los no muertos que se encuen­tran bajo el mar probablemente resultará insignificante. La mayoría simplemente deambularán por el lecho oceá­nico, sin volver a ver jamás tierra seca hasta que finalmente se descompongan por completo. Esto no quiere decir, sin embargo, que deba ignorarse la amenaza. Una vez que se confirma que los zombis han sido arrastrados al mar, deter­mina las corrientes marinas en esa zona y si -y dónde-podrían desplazar a los no muertos cerca de tierra. Todos los habitantes de la costa deberían ser advertidos y debería mantenerse un sistema de vigilancia durante algún tiempo tras esto. Por poco probable que parezca, en ocasiones se han visto zombis durante los meses de oleaje después de un brote y en playas a cientos de kilómetros.

Así que asumamos que has seguido todas estas instrucciones correctamente. La batalla ha terminado, el área es segura, se ha llorado a las víctimas, los zombis se han quemado, etc. Con un poco de suerte, será la última vez que tengas que golpear carne muerta. Pero ¿y si no es así? ¿Y si tu lucha ha sido sólo un pequeño escenario de una guerra mayor, total, entre los vivos y los muertos? ¿Y si, Dios no lo quiera, es una guerra que la humanidad pierde?

EQUIPO PARA UN APOCALIPSIS ZOMBIE

EQUIPO PARA UN APOCALIPSIS ZOMBIE

Ir ligero de equipaje es esencial para tu viaje. Antes de empa­quetar nada, hazte una pregunta: «¿De verdad necesito esto'.-'». Una vez que recopilas tu equipo, revisa la lista y hazte de nuevo esa pregunta. Una vez que hayas hecho esto, hazlo de nuevo. Por supuesto, llevar poco equipaje no quiere decir que te hagas con una pistola del calibre 45, cojas un poco de cecina y una botella de agua y te dirijas carretera abajo. El equipo será vital, mucho más que en otros escenarios donde estás encerrado en un lugar (una prisión, un colegio, en tu propia casa) donde abundan las provisiones. El equipo que lleves contigo puede ser todo lo que tengas. Cargarás sobre tu espalda tu hospital, tu despensa y tu armería. Lo que sigue es una lista del equipo estándar que necesitarás para un viaje con éxito. El equipo específico como los esquís alpinos, el filtro solar o la mosquitera debería añadirse dependiendo de tu entorno.

· Mochila
· Botas de montaña fiables (que ya estén usadas)
· Dos pares de calcetines
· Una botella de agua de un litro de boca ancha
· Pastillas para purificar el agua*
· Cerillas a prueba de viento y agua
· Pañuelo para el cuello o la frente
· Mapa**
· Brújula**
· Linterna pequeña (de pilas AAA) con lentes revestidas
· Poncho
· Espejo pequeño para hacer señales
· Petate o saco de dormir (llevar los dos será demasiado incó­modo)
· Gafas de sol (con lentes polarizadas)
· Kit pequeño de primeros auxilios*
· Navaja suiza o multiusos
· Radio portátil con auriculares
· Cuchillo
· Prismáticos**
· Arma de fuego principal (preferiblemente, una carabina semiautomática)
· Cincuenta cartuchos (si es un grupo, treinta por persona)
· Kit de limpieza**
· Arma de fuego secundaria (preferiblemente, una pistola del calibre 22)*
· Veinticinco cartuchos*
· Arma de mano (preferiblemente, un machete)
· Bengalas**
*no necesario en grupos
** cargado sólo por una persona si es en grupo
Además, todos los grupos deberían llevar:
· Arma balística con silenciador (preferiblemente un arma de fuego silenciada o una ballesta)
· Munición extra para quince muertes (si el arma difiere del arma de fuego estándar)
· Visor telescópico
· Kit de medicina mediano
· Transmisor-receptor con auriculares
· Desencofrador (en lugar de un arma de mano)
· Bomba para purificar el agua
Una vez que has elegido tu equipo, asegúrate de que todo funciona. Pruébalo todo, una y otra vez. Ponte la mochila durante un día entero. Si el peso es demasiado en la comodidad de tu fortaleza, imagina cómo será después de un día entero de caminata. Algunos de estos problemas pueden resolverse eligiendo objetos que combinen varias herramientas (algunas radios portátiles vienen equipadas con linternas, los cuchillos de supervivencia llevan brújulas, etc.).
Aplica esta filosofía de ahorrar espacio al elegir las armas también. Un silenciador para un arma que ya existe requiere menos espacio que un arma completamente nueva, como un ballesta y saetas extras. Llevar el equipaje un día entero te dará también una idea de dónde puede provocarte una erupción por el roce, dónde debes ajustar más las correas y cuál es la mejor manera de asegurar el equipo.
VEHÍCULOS

¿Por qué andar cuando puedes conducir? Los estadounidenses se han obsesionado siempre con la idea de la maquinaria de ahorro de trabajo. En todos los niveles de vida, la industria ludí I en una carrera interminable por inventar y perfeccionar máqui­nas que hagan las tareas del día a día más rápidas, más fáciles y más eficientes. ¿Y cuál podría ser la deidad más importante para la tecno-religión estadounidense sino un automóvil? Da igual cuál sea nuestra edad, sexo, raza, posición económica o situa­ción geográfica; nos han enseñado que esta máquina omnipotente, dentro de sus formas maravillosas, es la respuesta a nuestras plegarias. ¿Por qué no sería esto cierto durante un brote zombi? ¿No tendría sentido simplemente conducir a toda velo­cidad a través de un territorio hostil? La duración del viaje se reduciría de días a meramente horas. El almacenamiento del equipaje ya no sería un problema. ¿Y qué peligro supondrían los zombis cuando podrías simplemente atropellarlos? Estas son ventajas poderosas, sin duda, pero con ellas vienen multitud de problemas igualmente poderosos.
Ten en cuenta el consumo de gasolina. Puede que haya pocas gasolineras y que se encuentren muy lejos entre sí. Lo más seguro es que las que encuentres habrán sido vaciadas mucho tiempo atrás. Aunque determines el kilometraje exacto de tu vehículo, lo llenes con gasolina extra e incluso planifiques el camino exacto, no llegarás muy lejos. Dejando en claro que también se puede usar otros tipos de transportes

Reglas para un Apocalipsis Zombie

REGLAS GENERALES:
 
1. UN OBJETIVO: Con demasiada frecuencia, la gente que se ha escondido en viviendas fortificadas se sienten tenta­dos por las distracciones de su libertad inicial. La mayoría de esas personas nunca alcanzan la seguridad. No pases a formar parte innecesaria de esas estadísticas. Tu misión es escapar, nada más ni nada menos. No mires los objetos de valor que abandonas. No caces al zombi de turno. No inves­tigues ningún ruido extraño o luces en la distancia. Sólo vete. Cada desvío, cada pausa en la jornada, aumenta las posibilidades de ser encontrado y devorado. Si por alguna casualidad te cruzas con humanos que necesiten ayuda, párate a ayudarlos. (En ciertas ocasiones, la lógica debe dar paso a la humanidad.) De otro modo, ¡no te pares!

2. ELIGE UN DESTINO: ¿Hacia dónde te diriges exacta­mente? A menudo, las personas abandonan sus fortificacio­nes para deambular sin rumbo fijo y desesperanzados por una zona abarrotada de gules. Sin un destino fijado en mente, las probabilidades de sobrevivir al viaje son muy pocas. Usa la radio para descubrir el refugio más cercano. Si es posible, intenta comunicarte con el mundo exterior para confirmar que el destino es seguro. Ten siempre un destino alternativo en caso de que invadan el primero. A menos que otros huma­nos estén esperando, y a no ser que se mantenga una comu­nicación constante, puedes encontrarte con una reunión de zombis hambrientos esperándote en la línea de llegada.

3. REÚNE INFORMACIÓN Y PLANEA TU VIAJE:
¿Cuántos zombis, aproximadamente, hay entre tú y tu destino? ¿Dónde están las fronteras naturales? ¿Ha habido accidentes peligrosos como incendios o vertidos químicos? ¿Cuáles son los caminos más seguros a escoger? ¿Cuáles son los más peligrosos? ¿Cuáles se han bloqueado desde que comenzó el brote? ¿Supondrá la meteorología un problema? ¿Hay recursos a lo largo del camino? ¿Estás seguro de que aún están allí? ¿Puedes pensar en alguna información que te gustaría tener antes de emprender el viaje? Obviamente, uno vez que te has escondido en tu fortaleza, reunir información puede ser difícil. Puede resultar imposible saber cuántos zombis hay fuera, si un puente se ha derribado o si todas las embarcaciones del puerto deportivo se han marchado. Asi que conoce tu terreno. Esto, al menos, no cambiará con un brote. Considera dónde estarás cuando acabe el día. Asegúrate, al menos en el mapa, de que es relativamente defendible, con buenos escondites y varias rutas de escape. También has de considerar un equipamiento específico, dependiendo del camino que elijas. ¿Será necesaria una cuerda para escalar? ¿Qué hay de agua extra en caso de no existir una fuente natural?
Una vez calculados todos estos factores, considera la variantes desconocidas y formula planes alternativos en torno a ellas. ¿Qué harás si un incendio o un vertido químico te bloquean el paso? ¿A dónde irás si la amenaza zombi se vuelve mayor de lo previsto? ¿Y si hieren a un miem­bro de tu grupo? Considera todas las posibilidades y haz lo máximo para planearlas. Si alguien te dice: «Eh, vamonos y ya nos las arreglaremos con lo que nos encontremos», ponle una pistola con una bala en la mano y dile que esa sería una forma más fácil de suicidarse.

4. PONTE EN FORMA: Si las instrucciones anteriores se han seguido al pie de la letra, tu cuerpo debería estar prepa­rado para un largo viaje. Si no es ese el caso, comienza un régimen cardiovascular estricto. Si no hay tiempo, asegú­rate de que el camino que has elegido está dentro de tus posibilidades físicas.

5. EVITA GRUPOS NUMEROSOS: Cuando te defiendes, la ventaja radica en el número. Cuando viajas por territo­rio zombi, lo contrario es lo válido. Los grupos numero­sos aumentan las posibilidades de ser detectados. Incluso con una disciplina estricta, los accidentes ocurren. Los grupos numerosos también retrasan la movilidad, porque los miembros más lentos tienen que luchar para alcanzar el paso de los más rápidos, y viceversa. Por supuesto, viajar solo también conlleva problemas. La seguridad, la vigilan­cia y, naturalmente, dormir se vuelven más complicados si alguien intenta hacerlo solo. Para la ejecución ideal, haz que tu equipo sea de tres personas. De cuatro a diez aún puede ser aceptable. Cualquier cosa por encima de eso es buscar problemas. Tres miembros permiten una protección mutua en el combate cuerpo a cuerpo, la dispersión en las guar­dias durante la noche y la habilidad para que dos miembros carguen durante periodos cortos de tiempo con un tercero que ha sido herido.

6. ENTRENA A TU GRUPO: Apunta las habilidades de los miembros de tu equipo y úsalas como corresponde. ¿Quién puede cargar con más cosas? ¿Quién es el que corre más rápido? ¿Quién es el más silencioso en el combate cuerpo a cuerpo? Elige trabajos individuales tanto para el combate como para la supervivencia diarios. Cuando tu equipo comienza la marcha, cada uno debería saber qué se espera de él o ella. El trabajo conjunto también debería ser una prioridad. Practica técnicas de supervivencia simuladas así como también instrucciones de combate. Por ejemplo, calcula cuánto tiempo tardaríais en empaquetar todo vues­tro equipo y salir durante un ataque de zombis repentino. Obviamente, el tiempo puede ser crítico en tu salida. En una situación ideal, tu grupo debería desplazarse como si fuera un individuo, actuar como si fuera un individuo y matar como si fuera un individuo.

7. PERMANECE EN MOVIMIENTO: Una vez descu­bierto, los zombis se dirigirán hacia ti desde todas direc­ciones. La movilidad, y no la capacidad de disparo, es üi mejor defensa. Prepárate para correr en cuanto los perci­bas. Nunca empaquetes más cosas de las que puedas llevar mientras corres. Nunca desempaquetes todo tu equipo de una vez. ¡Nunca te quites los zapatos a menos que la segu­ridad inmediata sea un hecho! Encuentra tu propio ritmo. Realiza carreras a gran velocidad sólo cuando sea necesario, ya que desperdician grandes cantidades de preciosa ener­gía. Realiza pausas frecuentes y cortas. No te permitas estar demasiado cómodo. Recuerda estirar en cada pausa. Nunca corras riesgos innecesarios. Saltar, escalar y cualquier acti­vidad que pueda causarte lesiones debería evitarse en 1 posible. En un territorio infestado de gules, lo último que necesitas es torcerte el tobillo.

8.PERMANECE INVISIBLE: Aparte de la velocidad, tu siguiente aliado más próximo será el sigilo. Al igual que un ratón intentando arrastrarse a través de un nido de serpientes, debes hacer todo lo posible por evitar la detección. Apaga cualquier radio portátil o equipo electrónico. Si llevas un reloj digital, asegúrate de que la alarma está desactivada. Ata bien tu equipo, asegurándote de que no hay nada que haga ruido mientras caminas. Si es posible, ten siempre la cantimplora llena (para así evitar el ruido del chapoteo cuando te desplaces). Si vas en grupo, evita hablar. Susurra o usa señales visuales para comunicarte. Permanece en áreas con buenos escondites. Viaja en campo abierto sólo cuando sea necesario. Por la noche, evita encender fuegos, linternas o cualquier otra fuente de luz. Esto restringirá tu movilidad a las horas del día y tu dieta a raciones frías, pero estos sacrificios deben hacerse.
Los estudios han demostrado que los zombis con ojos intactos pueden divisar la brasa de un cigarrillo encendido a más de medio kilómetro de distancia. (Lo que no se sabe es si esto les hace investigar, pero ¿para qué arriesgarse?)
Pelea sólo cuando tengas que hacerlo. Retrasarse a causa de la batalla servirá únicamente para atraer a más zombis. Se sabe de personas que mataron a un zombi sólo para acabar encontrándose rodeadas por docenas más. Si el combate resulta inevitable, usa armas de fuego sólo en las circuns­tancias más desesperadas. Disparar no es diferente a lanzar una bengala. Al encenderla atraerás a los zombis que haya a kilómetros a la redonda. A menos que tengas vías de escape fiables y muy rápidas, o a menos que tu arma de fuego esté silenciada, usa un arma de mano secundaria. Si no es el caso, planea una vía de escape que puedas tomar en cuanto hayas abierto fuego.

9. MIRA Y ESCUCHA: Aparte de permanecer escondido, debes intentar avistar amenazas potenciales. Vigila cada movimiento. No ignores las sombras o las figuras humanoides en la distancia. Durante los descansos y mientras estés en marcha, párate a escuchar a tu alrededor. ¿Oyes pasos o chirridos? ¿Están los zombis gimiendo, o es sólo el viento? Por supuesto, es fácil volverse paranoico y creer que hay zombis al cruzar cada esquina. ¿Es eso malo? En este caso, no. Una cosa es creer que todo el mundo te persigue y otra muy diferente cuando te persiguen de verdad.

10. ¡DUERME!: Tú o tu grupo estáis solos, intentando perma­necer en silencio, intentando estar alerta. Los zombis podrían estar en cualquier parte, escondidos, cazando. Podrían aparecer docenas en cualquier momento y la ayuda se encuentra a muchos kilómetros. ¿Cómo demonios se supone que vas a dormir? Parece de locos, imposible, pero es vital si quieres resistir con vida este calvario. Si no descansas, los músculos se deterioran, los sentidos se debili­tan y cada hora que pasa reduce tus habilidades para actuar. Muchos humanos inconscientes creyeron que su cuerpo podría aguantar el duro viaje a base de cafeína y muchas ganas, y se dieron cuenta demasiado tarde de las consecuen­cias de su estupidez. Una ventaja de viajar durante el día es que, te guste o no, no vas a dirigirte a ninguna parte durante al menos unas horas. En lugar de maldecir la oscuridad, úsala. Viajar en pequeños grupos, al contrario de si vas solo, permite dormir más seguro porque los diferentes miembros del grupo pueden hacer turnos para vigilar. Por supuesto, no resulta fácil dormirse ni cuando hay alguien que vigila mientras tú no lo haces. Resiste la tentación de usar somní­feros. Sus efectos podrían inhabilitarte para reaccionar si los zombis atacan durante la noche. Aparte de la meditación y otros ejercicios mentales, no hay una solución rápida para dormirse en mitad de una infestación.

11. ABSTENTE DE REALIZAR SEÑALES EXPLÍCI­TAS: La primera visión de un avión podría causar que intentases atraer la atención del piloto disparando tu arma, encendiendo una bengala o una hoguera, o por algún otro medio dramático. Esto podría atraer la atención del piloto, que podría contactar por radio con un helicóptero o con un equipo de salvamento de a pie para que se dirigiera a tu posición. Aunque esta acción también podría atraer a los zombis que se encontraran cerca. A menos que el helicóp­tero se encuentre a unos minutos de distancia, los zombis le alcanzarían primero, sin lugar a dudas. A no ser que el aparato de vuelo que veas tenga la capacidad para aterri­zar en ese mismo momento donde te encuentras, no intentes mandarles señales si no es con una radio o con un espejo. Si estos no están disponibles, sigue avanzando.

12. EVITA LAS ZONAS URBANAS: No importa cuáles sean tus posibilidades de sobrevivir durante una infestación; sin lugar a dudas, disminuirán en un 50 o un 75 % cuando atra­vieses una zona urbana. El hecho simple es que en un lugar donde vivan más personas habrá más muertos. Cuantos más edificios haya, podrán acechar más lugares. Estos edificios, además, dificultan el campo de visión. Las superficies de duro hormigón, a diferencia del suelo blando, no permiten amortiguar las pisadas. Añádele las posibilidades de tirar algo, de tropezar con los restos o de pisar un cristal roto y tienes la receta de un viaje muy ruidoso.
Además, como ya se ha puesto de relieve y volverá a ponerse en este capítulo, la posibilidad de que te atrapen, te arrinconen o seas rodeado de otro modo en una zona urbana es infinitamente mayor de lo que puede serlo en una zona salvaje. Olvida por un momento que tu problema quizá sean los muertos vivientes. ¿Qué hay del fuego amigo, con otros humanos escondidos en los edificios o con las bandas arma­das de cazadores que te confunden con un zombi? ¿Qué hay del fuego que los cazadores empiezan de modo acci­dental o intencionado? ¿Qué hay de los vertidos quími­cos, el humo tóxico u otras consecuencias peligrosas de las guerras callejeras? ¿Qué hay de la enfermedad? Recuerda que los cuerpos tanto de los humanos muertos como de los zombis despachados podrían llevar abandonados semanas, Los microorganismos mortales que portan y que se propa­gan por el viento pueden ser un peligro para la salud tan potente como cualquier otro que se encuentre por las calles. A menos que tengas alguna razón legítima (un intento de rescate u obstáculos insuperables en el otro lado, no una oportunidad inmediata para saquear) mantente lejos de las ciudades a toda costa.